Nombre proyecto: Jardín Urubamba

Superficie jardín: 12 ha

Año construcción: 2009

Ubicación: Valle Sagrado, Urubamba, Cuzco, Peru

Arquitecto hotel: Bernardo Fort

 

 

Desde un comienzo, este encargo me pareció fascinante, puesto que el hecho de relacionarme con la arquitectura del Valle Sagrado de los Incas, una civilización que tanto admiro, sumado a la posibilidad de introducir en el diseño las especies que se desarrollan en esa latitud de la cordillera de los Andes, es algo que no ocurre todos los días.

El encargo consistía en implementar un proyecto de paisajismo en un parque de 14 hectáreas que rodea a un hotel de lujo ubicado en la ribera del río Vilcanota, cerca del pueblo de Urubamba, a 70 km de Machu Picchu. Se me pidió conservar un bosque de 3 hectáreas de especies autóctonas, una franja de añosos eucaliptus en el borde del río. Para todo lo demás se me concedió libertad absoluta.

El objetivo de este proyecto era potenciar al máximo el paisaje propio del lugar, que presenta un carácter montañoso y a la vez fértil. Me inspiré en la geometría de los incas, de la gran eficiencia que transmiten sus sistemas de cultivos escalonados y de la inmensa sabiduría hidráulica que hay tras sus sistemas de riego.

Para el diseño consideré elementos de agua y piedra, la incorporación de flora autóctona y el trazado de caminos peatonales.

En el acceso al hotel formamos un jardín hundido, surcado por tres canales que representan las vertientes de las quebradas cordilleranas. La cordillera se ubica frente a la fachada, de modo que las aguas que de ella provienen cruzan simbólicamente el valle y vienen a depositarse en el estanque situado en la misma entrada. Con el jardín que lo rodea se establece un circuito, que es el que recorren los pasajeros cuando ingresan al hotel.

Debido a que no todas las habitaciones del hotel contaban con vista al río, propuse crear una laguna en el corazón del jardín que actuara como un polo de atracción, tanto por las aguas en movimiento como por la vegetación que la rodea. Así se generó un nuevo paisaje en aquel lugar.

Con el propósito de dar identidad al jardín, aproveché la topografía del sitio y utilicé elementos como andenes de piedra, canaletas, caídas de agua, estanques, senderos, formas con ángulos y quiebres. Todos estos componentes responden al carácter escultórico de la cordillera y surgen en el diseño, evocándola.

Respecto de la vegetación, fue una grata sorpresa enterarme de que en la zona no existían criaderos para el abastecimiento de las plantas, lo que me obligó a estudiar la flora del lugar y salir con especialistas botánicos a recolectar semillas y esquejes, para así formar un vivero con las especies nativas pertenecientes a ese majestuoso paisaje. Tuvimos mucho éxito en lograr el primer objetivo, que era abastecer el proyecto. Y con el correr de los años, ahora que el jardín ya está formado, se están tramitando los permisos para declararlo jardín botánico, en vista de que la recolección tiene un innegable valor patrimonial, las plantas nativas se han desarrollado sumamente bien y el sitio cumple con los requisitos necesarios.